martes, 5 de abril de 2011

Invasores en tierra propia

No comprendo a aquellos que quieren partir,
dejar esta tierra, la que los vio nacer y crecer.
Aquellos que se dicen europeos pero que huelen a sudaca.
Las cosas aquí pueden no estar tan bien,
no estar bien,
simplemente están mal.
Pero mejor eso a que comprar a realidad,
aceptar una historia y cultura ajena,
que tus entrañas no se estremecerían por ejemplo
cuando ves que la destruyen.
A veces la impotencia me gobierna, mejor dicho
me saca de quicio, blasfemo como perro rabioso.
Y me han dado ganas de partir, marcharme
dejar todo esta polución asfixiante
que está matándome, matándonos.
Pero me basta el caminar, recorrer los caminos
cualquier camino. Hablar con la gente, mi gente.
Me percato que esta tierra, es mi tierra, la nuestra.
La misma que ha visto a muchos de nosotros concluir sus ciclos
procesos biológicos, procesos migratorios, procesos de pro-cesos.
El aire, nuestro aire, ni mejor ni peor, no hay razón en la comparación.
Simplemente es diferente y es nuestro, y lo anhelo cuando lo pierdo.
Podremos ser muy diferentes, podremos ser muy viles y ruines,
pero me quedo acá. Lárguense ustedes,
los que no han saboreado la tierra, los que no han ensuciado sus ropas
por el esfuerzo, por el sudor. Ustedes no conocen esta tierra, la usan,
no la viven, no saben. Lárguense ustedes, busquen como lo han hecho siempre
alguna ascendencia en su árbol familiar, en los registros civiles,
ojalá encuentren algo, que les permita irse.
Nosotros construiremos nuestra tierra, nosotros la protegeremos.
¡No queremos más esa ralea! ¡No son más que invasores y conquistadores!
¡Pasad por sobre ellos!