viernes, 14 de mayo de 2010

Hasta ya no respirar...

Entre el ajetreo del incesante mundo, el tronar de miles de deseos y sueños jamás cumplidos, promesas desvanecidas y sentimientos en extinción, me abstraigo, contengo mis ruidos, invocando al silencio, y en él, lo oígo, logro oír su latir, me detengo , infinitas dudas llenan mi cabeza en un instante, respiro, me detengo, y vuelvo a oír, pero ahora entiendo, escucho cada pálpito, cada uno es distinto al anterior, cada uno me dice un motivo para seguir aquí, un motivo para mantenerme con los ojos frente al mundo y no soltar tu mano, ahora ya no quiero detenerme, pero mi cuerpo me dice "¡ respira !", y me conduce a hacerlo. Respiro. Ya no logro oír, el nexo se quebró, y lo único que intento es luchar contra el olvido, que me viene a arrebatar lo que acabo de conseguir. Te pienso. Y por un instante esas infinitas dudas son respondidas. Te veo y el mundo arremete contra mí, mientras respiro, y el mundo arremete contra mí, y ya no te puedo ver, y las infinitas dudas vuelven, y ocupan el albergue que había destinado para ti, en mí. Te pienso, pero no lo logro. Te recuerdo, y veo al mundo antes de su arremetida, veo al mundo con el tronar de deseos y sueños jamás cumplidos, promesas y sentimientos fallecidos. Por eso, no estoy cerca de ti, para que el mundo no arremeta contra ti, por eso lucho, para mantenerme con los ojos frente al mundo, por eso contengo mis ruidos hasta ya no respirar, para ya no tener infinitas dudas, sino infinitos motivos para seguir aquí, junto a ti, y no soltar tu mano y dejar de huir.
Ahora, vivo para contener mis ruidos...
Ahora, te pienso y te veo...
Ahora, estás.

sábado, 8 de mayo de 2010

vulgar vanidad

Con un frío que me estremecía por completo, y la brisa infaltable, contemplaba las nubes en lo alto, ellas sólo seguían su rumbo, incesantes, admirables, libres.
¿Por qué buscamos refugio en la soledad?
Mas, sólo lo encontramos en lo natural. Es como si intentásemos volver, reinvindicar ese grueso lazo que alguna vez existió. ¿Qué es lo que en realidad buscamos? ¿Qué es lo que nos aferra al día a día y, no renunciar?
Es esa duda, esa misma duda, la que nos mantiene hoy aquí y, a mí escupiendo palabras con mala caligrafía sobre un papel.
Hasta dónde somos capaces de renunciar a nosotros mismos, por la amistad. ¿Es cierto que los amigos están para los momentos difíciles? o es acaso que, tememos de nosotros mismos. Hemos de temernos. ¿Me temo? Porque... ¿Me conozco? o tal vez todo lo contrario.
De que nos sirve el afán de crear comunidad, si ni siquiera queremos estar juntos, no somos dignos de una mirada sincera, de una mirada con los ojos del corazón, o es que ya hemos cegado a los ideales.Tal parece que sí, pues sólo nos dedicamos a satisfacer vanidades.