sábado, 8 de mayo de 2010

vulgar vanidad

Con un frío que me estremecía por completo, y la brisa infaltable, contemplaba las nubes en lo alto, ellas sólo seguían su rumbo, incesantes, admirables, libres.
¿Por qué buscamos refugio en la soledad?
Mas, sólo lo encontramos en lo natural. Es como si intentásemos volver, reinvindicar ese grueso lazo que alguna vez existió. ¿Qué es lo que en realidad buscamos? ¿Qué es lo que nos aferra al día a día y, no renunciar?
Es esa duda, esa misma duda, la que nos mantiene hoy aquí y, a mí escupiendo palabras con mala caligrafía sobre un papel.
Hasta dónde somos capaces de renunciar a nosotros mismos, por la amistad. ¿Es cierto que los amigos están para los momentos difíciles? o es acaso que, tememos de nosotros mismos. Hemos de temernos. ¿Me temo? Porque... ¿Me conozco? o tal vez todo lo contrario.
De que nos sirve el afán de crear comunidad, si ni siquiera queremos estar juntos, no somos dignos de una mirada sincera, de una mirada con los ojos del corazón, o es que ya hemos cegado a los ideales.Tal parece que sí, pues sólo nos dedicamos a satisfacer vanidades.

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